martes, 3 de mayo de 2016

Tomates verdes fritos.


-¿Sabes, Ruth? Mataría por ti. Si alguien te hiciese daño alguna vez,
  lo mataría sin pensarlo un instante.

-No, Idgie, no digas esas cosas.

- ¿Por qué no? Antes mataría por amor que por odio.




Soy demasiado joven para ser vieja
 y demasiado vieja para ser joven.




- Puedo entender que le hagamos un funeral a su brazo,
pero no logro entender por qué insiste ella 
en que le llamemos lisiado. 

 - Dice que como todos van a llamárselo
mejor que vaya acostumbrándose.




Yo nunca me enfado, porque me dijeron que era de mala educación. 
Pero hoy me he enfadado, y ha sido maravilloso.



- ¿Por qué vas a casarte con ese?

- Ya te he dicho por qué.

- ¿Por qué?

- Pues por que le quiero, 

- Tú no le quieres.

-Sí que le quiero.

-Ni hablar. Tú me quieres a mí. Y lo sabes. 

¡Sabes que es verdad!



Un corazón puede estar roto
 pero aún así sigue latiendo.




Ayer por la noche tuve un sueño. Fue una pesadilla, 
Budy había desaparecido. 
Corrí hacía su cuna y estaba allí, durmiendo como un Ángel. 
Y  ¿sabes que hice?
 Le di gracias a Dios por permitir tenerle a mi lado, 
y luego me di cuenta de que había reaccionado igual 
que cuando Frank me pegaba. 

Le daba gracias a Dios por haberme dado fuerzas para aguantar. 
Y también recordé que le daba gracias Dios cada día que vivía mi madre. 
Incluso los días que escupía sangre y me pedía que la matara. 
Yo miraba a mi madre que me suplicaba que la ayudase 
pero lo único que podía hacer era rezar.


Mientras estabas fuera, tenía a Budy en brazos 
y pensaba que si el bastardo de Frank Benett
 intentaba llevarse a mi hijo,

no podría rezar.

Le partiría la cabeza.





A mi madre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario